En mi ducha


Cerró la puerta tras de sí, agotada tras un estresante día de trabajo, llamadas y reuniones que la habían dejado exhausta. Él llegaría en unas horas, escasas pero a la vez interminables… ¿Era pecado desearlo tanto? Quizás lo fuera, pero estaba dispuesta a quemarse en el infierno de su calor si era necesario… Fue al dormitorio y se desvistió. Se miró al espejo y observó con atención su propio cuerpo, ése que él tanto deseaba y que ella preparaba siempre hasta el más mínimo detalle. Pasó al salón y encendió las velas con que siempre perfumaba sus encuentros: aroma a canela… Repartió varias y algo de incienso, puso música para relajarse mientras se duchaba. Le encantaba poner la música bien alta, clásica por supuesto. La ayudaba a despejarse y la hacía sentir bien, igual que caminar desnuda por la casa, sin nada, sintiéndose libre, ligera…


Se fue al baño y abrió la ducha. El agua comenzó a salir bien caliente como a ella le encantaba… Desde allí podía oír la música, le llegaba el aroma a canela, y notó cómo se iba creando el ambiente perfecto para sus momentos previos… Allí se olvidaba de todo y se concentraba en ella, en su piel, en la sensualidad que ella misma podía provocarse al sentirse así.
Entró en la ducha, cerrando la mampara tras de si… El agua caliente resbalaba por su piel y ella se dejaba mimar por esa sensación. Fue enjabonándose muy lentamente, acariciándose. Inició un masaje por los hombros, mientras el agua caía relajando la tensión acumulada. Siguió a sus pechos. Sus pezones se erguían al contacto del agua y el jabón que resbalaba… Notó su piel suave, tersa y dulce, y cómo poco a poco iba excitándose por efecto de las caricias que se regalaba a si misma en esos momentos, acariciándose de la forma que lo hacía…


En un momento le pareció oír la puerta, Ya hacía tiempo le había dado una llave para que él entrara cuando quisiera, pero aún era pronto para que llegara. Siguió absorta en sus caricias, el baño lleno de vapor del agua… la música sonando… De espaldas a la entrada de la ducha, casi ni sintió cuando él abrió la puerta de la mampara… Al notar su presencia, intentó darse la vuelta, pero él se lo impidió. La abrazó fuertemente por detrás y ella gimió al sentirlo así… desnudo, excitado y dispuesto para ella…


No la dejó volverse, y tapó sus ojos con lo que a ella le pareció ser un pañuelo de seda. Intentó hablar pero la boca de él se lo impidió. La besó de esa forma que solo él sabía, buscando sus labios carnosos, mordisqueándolos, buscando su lengua con la suya. Cuando la besaba así, de ese modo profundo e intenso, casi era capaz de sentir un orgasmo en cada beso. Notó cómo sus manos comenzaron a deslizarse por su cuerpo, mientras el agua los mojaba a los dos. Sus dedos fueron a sus pezones, acariciándolos y pellizcándolos a la vez… Ella solo podía gemir: cada vez que intentaba decir algo, él la callaba con un beso, la acariciaba con ese deseo que conseguía sentir por ella a cada instante que acudía a su mente,. Deseaba a esa mujer con locura.


Las manos de él ahora pasaban por su abdomen… fuertes… casi… la obligaba a sentir al máximo. Su mano derecha fue hacia el sexo de ella y lo encontró dispuesto para él, mojado, y no solo por el agua que seguía cayendo… El vapor ya lo cubría todo, la mampara antes cristalina se había vuelto casi opaca ante el calor producido por el agua, pero él sólo se dedicaba a su sexo.Con la mano derecha acariciaba su clítoris, excitado y abultado, mientras con la izquierda empezó a penetrarla: primero un dedo, luego dos a medida que ella se disponía para él. En esos momentos ya solo podía gemir, abandonada a él por completo. Esa situación de casi sumisión hacia su hombre la sorprendía, pero ese desasosiego desaparecía por el morbo que le estaba sintiendo.Sus dedos entraban y salían con furia de ella, mientras acariciaba y pellizcaba suavemente su clítoris, casi causándole un punto de dolor que la excitación mitigaba.

Gemía y gemía y él entraba y salía de ella, mordía su cuello, lamía su cara, su piel. La tenía al borde del orgasmo y ella se dejaba hacer. Él incrementó el ritmo. Ya casi eran embestidas en su cuerpo, mientras ella apoyada en la pared no podía hacer nada más que gemir y gemir de placer… Su orgasmo no tardó en llegar. La hizo convulsionar por completo, los espasmos recorrían su cuerpo desde la columna vertebral hasta su centro de placer, él… deceleró el ritmo, mojándose con la excitación de ella… ¡ummmm! Las sensaciones que ella experimentó fueron únicas, nunca antes él se había comportado con ella de esa forma.


Tras unos minutos, abrió los ojos… estaba sola… el agua seguía cayendo… la mampara estaba allí, no veía el exterior, completamente empañada por el vapor que llenaba el baño.. Aún sentía los espasmos en su cuerpo…

Sonrió. Sólo había sido su imaginación… ¿o… él había estado allí?

Comentarios

  1. Solo cabe desear que el suelo de la ducha tenga un buen antideslizante. Te juegas la vida en cada embestida ;)

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  2. Ese relato me recuerda momentos muy sugerentes, tanto sola como acompañada, dentro de duchas muy similares…los recuerdas tu cariño? ;)
    Si quieres, ya sabes que se pueden repetir… hoy mismo…

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  3. E.L.
    Ummm historias de resbalones en duchas, haberlas... hailas... pero eso ya será en otro blog... ;-D

    Paradoxe,
    Claro que los recuerdo... como olvidarlos.
    Hoy mismo te espero en mi ducha... no faltes eh

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  4. Ducha, bañera de hidromaseje, jacuzzi... y tus palabras... creo que hay alguién que te está tremendamente agradecido por estas palabras y lo que provocaron en mi disparada imaginación... Te prometo la historia completa

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  5. Ginebra,
    Cielo... ya sabes que la espero, pero por tu avances... deu ni do!!! la historia promete

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